A. C. BELSINON

Los montes de Burrén y Burrena forman un gran cabezo con dos cumbres cónicas, verdaderos cerros testigos desde los que se puede apreciar todo el bajo valle de la Huecha. Desde el punto de vista geológico, su estratigrafía está formada por una base de arcilla seguida de una capa de margas y yesos, coronados a su vez por una blanca capa de calizas. Su vegetación puede considerarse de tipo estepario.

Las poblaciones de su entorno han sentido una especial atracción por estos macizos. Durante la I Edad del Hierro (a partir del siglo IX a.C.) hubo asentamientos humanos en la zona y en otros puntos cercanos del valle la Huecha, que han propiciado desde la D.G.A. la declaración de Bienes de Interés Cultural, para protegerlos y divulgar su existencia mediante el Centro de Interpretación que se construye a los pies de Burrén, lo cual aporta mayor interés para realizar una visita a estos parajes.

Estas rutas permiten conocer mejor los pueblos de nuestro entorno, su paisaje natural, su rico patrimonio cultural y arquitectónico, y se ajustan a las nuevas demandas sociales para practicar deportes al aire libre. Sólo falta implicar a las instituciones para que acondicionen adecuadamente estas infraestructuras, y a los colectivos ciudadanos para su uso generalizado.

Esta vez proponemos un paseo por un entorno natural excepcional: los montes de Burrén y Burrena. Aunque están situados en los términos de Fréscano, son un referente para todas las poblaciones del bajo valle de la Huecha como Agón, Bisimbre, el propio Fréscano, o Mallén. El recorrido previsto es de 16,5 Km aproximadamente. Partiendo desde la Puerta Nueva de Mallén, se toma la calle Magallón y el camino del mismo nombre, en dirección S., que nos guiará hacia esos cerros dominantes. El camino cruza la autopista vasco-aragonesa bajo un puente, y poco después el Canal de Lodosa andados ya 2,5 Km del recorrido.

Una vez en el cruce con el camino que va de Fréscano a Burrén se gira a la izquierda, dirección E., para dirigirnos hacia las primeras estribaciones del macizo; en ese punto el camino inicia un lento ascenso, que se irá acentuando conforme nos acerquemos a las laderas del monte y lleguemos a la cima. El paseo resulta de lo más agradable si se toma con sosiego, especialmente en primavera, pues resulta llamativo la gran variedad de plantas, arbustos y flores que pueblan las laderas: podemos apreciar bosques de pinares en la parte baja, tomillos, aliagas, ontinas, espartos, enebros, bretos, coscoja, encinas, plantainas, una variedad de avenas, etc., especies que han proliferado en los últimos tiempos por la ausencia masiva de ganados. No existe una planta que predomine sobre las demás, de ahí la belleza y el interés que tiene la flora de este ecosistema

Por varios puntos del macizo existen grandes piedras calizas aisladas, en algunos casos perfectamente talladas, vestigios de una antigua actividad al utilizar estos montes como canteras para proveer de sillares a las construcciones de los pueblos del entorno. El castillo medieval de Mallén se construyó con piedra de Burrén, incluso para el Puente de Piedra de Zaragoza se sabe que se utilizaron sillares de esta misma procedencia.

También son destacables los restos de yacimientos arqueológicos de la I Edad del Hierro situados tanto en Burrena, como en la ladera norte de Burrén, declarados por la D.G.A. en el Decreto 171/2001 de 24 de julio, Bienes de Interés Cultural en la categoría de “Zona Arqueológica”, un reconocimiento similar al que tiene el yacimiento de El Convento en Mallén. Los enclaves de Burrén fueron parcialmente destruidos al construir el camino que llega hasta la cima, cuya altitud es de 433 m. En este punto existe un mirador perfectamente acondicionado, desde el que se divisa una extraordinaria vista de todo el valle de la Huecha. Hasta ese punto se han recorrido ya unos 7,5 Km., aproximadamente, desde el punto de salida de Mallén.

Centro Interpretación Iª Edad del Hierro Tras el descenso se toma el camino que circunvala toda la montaña, rodeado de pinos, para salir al poblado donde se ubica el Centro de Interpretación de la Iª Edad del Hierro, de próxima apertura. Antes, durante el último tramo del trayecto, se puede apreciar parte de la obra hidráulica que supuso la construcción de la casa que alberga el motor del “Salto”, para elevar y llevar las aguas de riego desde el Canal de Lodosa hasta los términos de Agón y Bisimbre. La obra fue inaugurada en 1950, y el proyecto lo redactó desinteresadamente el ingeniero de Fréscano don Aureliano Armingol; en agradecimiento le dieron su nombre a tres calles en los pueblos de Fréscano, Agón y Bisimbre.

Se retoma el camino hacia Fréscano en dirección Poniente. Un poco antes de llegar a esta villa se cruza la Huecha. En Fréscano se puede admirar la iglesia dedicada a la Virgen del Pilar, construida junto a la antigua casa palacio de los duques de Villahermosa, así como el peirón de San Antón que parecer dar la bienvenida a los viandantes, situado junto a una fuente. Un alto en el camino puede ser conveniente para reponer fuerzas después de recorrer cerca de 12 Km. La pequeña iglesia del cementerio atesora una hermosa colección de frescos góticos que pueden datarse en el siglo XIII.

Buscamos la salida de la villa por el camino que se dirige a Cortes de Navarra, y que transcurre paralelo a la carretera de Cortes a Borja. Hay un punto de unión al llegar al Canal de Lodosa pero, una vez pasado éste, se remota otra vez el camino por la izquierda de la carretera, y sigue hasta llegar a los términos de Mallén por la partida de Almudillo. Unos cañares en la parte derecha recuerdan la antigua fuente de San Marcos, hoy día cegada. Pasada otra vez la autopista, y llegando al cruce del camino del Abejar, se vuelve hacia la población de Mallén, en dirección E., cruzando la Huecha por el término del Pontarrón.

Tríptico Senderismo - Burrén

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