Supongo que la mayoría sabéis
qué es un cardo trompetero, pero por si no lo sabéis, os diré que es una
especie de cardo que crece mucho, llegando a la altura de una persona adulta o
incluso más. En lo alto de su copa, está rematado por una especie de
alcachofa enorme y en mi juventud se veía gran cantidad de ellos por las
márgenes de todos los caminos de Mallén, pero si no me creéis, preguntad a
vuestros padres o abuelos.
La historia se produjo durante la Guerra de la Independencia contra los franceses. Las tropas francesas habían conquistado Tudela y arrasado Ribaforada y se dirigían hacia Zaragoza, cuando el General de los ejércitos, decidió enviar por delante unos exploradores, con el objeto de no encontrarse sorpresas desagradables en su camino. Venían estos exploradores hacia Mallén cuando comenzaba a oscurecer y encontrándose aproximadamente donde lo que hoy denominamos como el Parador de Cortes, creyeron ver asomando por las alturas de los Cerros del Convento y de San Antón, un formidable ejército que les esperaba. Asustados de tan asombroso descubrimiento, volvieron grupas y se dirigieron a toda prisa a informar a su General, el cual sorprendido reunió a su Consejo de Oficiales con el objeto de tomar una decisión. El recuerdo de las recientes batallas de Tudela y Ribaforada les hacía ser precavidos, pues su gran meta era rendir Zaragoza y no desgastarse en inútiles peleas. Por ello, decidieron esperar para ver qué sucedía con tan enorme ejército. Transcurrió una semana y los vigías, precavidos en sus rastreos, efectuaban cada día al anochecer una nueva incursión, encontrando siempre al mencionado ejército presto al combate. Quiso la casualidad que, cuando ya el General estaba decidido a atacar tan sorprendente ejército del que no tenían noticia alguna, uno de los "arrojados" exploradores realizase una nueva descubierta a plena luz del sol encontrándose con la sorpresa de que, el "grandioso ejército", estaba compuesto por una ingente cantidad de cardos trompeteros que poblaban las laderas de ambos cerros. Montó en cólera el General francés al conocer la noticia y ese mismo día atacó Mallén con tal saña, que produjo gran mortandad entre los malleneros. Mariano Ibáñez © Asociación Cultural Belsinon 2002-2009 |