La tradición constante de Mallén que
todos en nuestra infancia hemos aprendido de la boca de nuestros padres,
así como estos a su vez la aprendieron de los suyos, es la siguiente. La iglesia de Mallén, tan notable ya desde su fundación, no solo por su magnificencia, sino también por las milagrosas imágenes de la Madre de Dios que en ella se veneraban, no tenia sin embargo mas imagen de nuestro adorable Redentor, que la del pequeño Crucifijo que hoy se venera en la capilla de la sacristía.
Los mismos prelados cesaraugustanos en sus pastorales visitas a esta
iglesia, notaron tan visible falta, y mandaron construir a la mayor
brevedad una imagen de N.S.J.C. Pero
en aquellos tiempos era tan difícil encontrar un artífice que se
encargada de hacerla, que los años iban pasando y la iglesia de Mallén
nunca tenia su deseada imagen, hasta que el cielo se digno mandarle un artífice
celestial. Érase una tarde airosa y fría del mes de marzo. Casi todos los malleneros
se retiraban ya presurosos a sus casas, y tras de si cerraban
cuidadosamente sus puertas para que el viento casi helador que soplaba no
penetrase por ellas, cuando he aquí que un pobrecito de noble aspecto y
de risueño semblante, llamo en una de las casas situadas junto a las
ruinas de la antigua mezquita.
Y como el pobre les dijese que el se comprometía a hacerles una, y en muy
breve tiempo, aquellos sencillos cristianos le contemplaban asombrados y
parecían no dar entero crédito a sus palabras: Mas viendo su tranquilo
semblante y su venerable figura, se determinaron a que pusiese en practica
su ofrecimiento. Decir lo que sintieron aquellas pobres gentes al abrir la puerta, seria imposible, pues ni ellos mismos sabían darse cuenta de lo que les pasaba. Vivísimos resplandores salían del centro de la estancia: una luz celestial iluminaba toda la habitación, y en el centro de ella, colocada sobre el mismo leño que dos días antes habían metido, se hallaba la dolorosisima imagen del Santísimo Cristo atado a la Columna, sin saber nadie que había sido del mendigo que la construyo. Con la velocidad de un rayo corrió la noticia por todo Mallén: Gritos de jubilo resuenan al momento por todas partes; las gentes todas corren en tropel a venerar la sagrada imagen. Mas como la casita donde se verifico el prodigio es tan pequeña que muy pocos son los fieles que pueden entrar dentro, quedándose todos los demás en la calle sin poder satisfacer su piadoso deseo; los sacerdotes, que fueron los que primero habían acudido al lugar del prodigio, toman en sus brazos la sagrada imagen y, atravesando las principales calles de la villa, la conducen aquella misma noche a la iglesia parroquial, en donde hasta el presente ha sido venerada por los hijos todos de Mallén, que se glorían de tener en el Santísimo Cristo de la Columna, el remedio para todas sus necesidades, el consuelo en todas sus aflicciones, y el celestial protector durante toda su vida; ante cuya sagrada imagen son presentados en el momento de su Bautismo, y en cuyo sagrado altar se celebran después de su muerte todos sus sufragios, para que lavadas con su preciosísima sangre, vuelen pronto sus almas al reino de los cielos. © Asociación Cultural Belsinon 2002-2009 |