
Nacido el 1 de Noviembre de 1873 en la localidad
de Mallén, en la provincia de Zaragoza.
Dedicado a la agricultura hasta que fue llamado
a filas. Durante su servicio en "El Batallón
Disciplinario de Melilla" se hizo con el puesto
de corneta, y tras tres años de estancia en dicha
localidad, en 1897, tomó la decisión de ir, en
calidad de voluntario, a Filipinas.
Fue destinado a Manila en un principio y luego,
formando parte del Batallón de Cazadores
nº 2, a Baler, donde, tras la insurrección de los
indígenas, permaneció 337 días sitiado en la
iglesia de este pueblo (entre el 30 de Junio de
1898 hasta el 2 de Junio de 1899). Fue uno de
los 33 supervivientes de esta hazaña que conmovió
a todo el país
por aquel entonces.
Tras su llegada heroica
al puerto de Barcelona,
le ofrecieron seguir en
el ejercito, pero rechazó la oferta volviendo a
Mallén, su pueblo natal.
Aquí seguiría ejerciendo
la profesión de "Labrador", se casó con Carmen Calavia Lozano
y tuvo 6 hijos. Su vida no tuvo ningún sobresalto
mas hasta que a las 10 de la noche del
8 de Septiembre de 1936, en los comienzos de
la Guerra Civil española, moría Santos González
Roncal fusilado injustamente.
Baler
Pequeña localidad filipina sita en la costa del
Pacifico oriental, al este de la isla de Luzon. Su
fundación se remonta a 1609, y en un principio
fue habitado por una serie de religiosos. A medida
que los años pasaron la población fue creciendo
y en el año 1898 su población era de poco
menos de 2000 habitantes. Aquí, se escribió uno
de los hechos más memorables producido durante
la guerra hispano-estadounidense de 1.898.
Treinta y tres jóvenes soldados pertenecientes al
Batallón de Cazadores Nº 2, entre los que encontramos
a Santos González Roncal, un joven labrador
de la Villa de Mallén, lograron resistir
durante un período de 337 días, sitiados en la
Iglesia de la localidad de Baler.
El Sitio
Todo comenzó en la noche del 3 al 4 de Octubre de 1.897,
cuando un grupo de cuadrilleros filipinos se sublevó a las tropas
españolas en Baler. La insurrección se había propagado
rápidamente por todo el país, y poco a poco los demás enclaves
españoles en Filipinas iban cayendo, hasta que el 11 de
Enero de 1.898 se firma el Tratado de Biac-na-bata, por el
cual se puso un breve paréntesis a los enfrentamientos entre las
tropas españolas y los sublevados de filipinas. Pero esta paz se
fraguó en junio del mismo año, y los enfrentamientos continuaron.
En tanto esto ocurría, en la pequeña localidad de Filipinas
de Baler unos cuantos soldados resistían los continuos
ataques de los indígenas insurgentes, que el 30 de Junio habían
vuelto a atacar a las tropas españolas destinadas en esta localidad.
Su ataque fue todo un éxito, y las tropas españolas se vieron
forzadas a buscar un lugar seguro para guarecerse de los
ataques de los insurgentes. La Iglesia presentaba unas condicionesóptimas para resistir el asalto hasta que los refuerzos
llegasen, pero esos refuerzos nunca llegarían. Los días iban
pasando, y a pesar de haberse preparado comida para resistir,
la escasez de alimentos se hizo cada vez más evidente. Lo sitiadores
lanzaron varios ultimátums a los sitiados, pero el Teniente
Saturnino Martín Cerezo, al mando de la guarnición,
decidió resistir hasta el
final. Las enfermedades,
mas concretamente
el Beriberi ( producida
por una falta de vitamina
B), iban apareciendo
entre los que quedaban
de las 54 personas iniciales.
Los nervios estaban
a flor de piel, la
comida era escasa y
muchos pensaron en desertar, este fue el caso de dos jóvenes,
González Toca y Antonio Menache, que días antes de la capitulación
fueron fusilados por orden de Martín Cerezo.
El 17 de Agosto, Manila cayó, y así se lo comunicaron
a los sitiados, que siguiendo el reglamento del
ejercito y desconfiados de las informaciones que les
proporcionaban los indígenas, se mantuvieron firmes
y defendieron vigorosamente la última posesión
española en Filipinas, una pequeña iglesia de
Baler.
El 12 de Diciembre se firmó la paz entre España
y Estados Unidos en París que puso fin al conflicto
entre ambas potencias. Se les hizo llegar la
noticia a los españoles sitiados, altos mandos militares
fueron para convencerles de que depusieran las
armas, pero los soldados creyeron que todo era una
estratagema de los indígenas filipinos para capturarlos
y aniquilarlos posteriormente. Así permanecieron
hasta que el Teniente Cerezo "abrió los ojos" y
pudo verificar que efectivamente, la guerra había
acabado. Fue entonces cuando llamó al corneta,
Santos González Roncal, vecino de la localidad de
Mallén y le mandó tocar atención, llamada, rendición.
La bandera blanca fue izada y el otro lado
depuso el
fuego. El 1
de Septiembre
llegaron
a Barcelona
en la embarcación
de
vapor "Alicante"
los 33 supervivientes
que fueron recibidos como auténticos héroes.
Tríptico Santos González
Malleneros
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